Para disfrutar de una mejor calidad de vida y aumentar la longevidad es esencial dormir bien.
Investigaciones científicas determinan que el proceso del sueño es controlado por un reloj biológico, ajustado a un ciclo de 24 horas. Los indicadores de este mecanismo son determinados genéticamente y su sincronización depende de factores externos, como iluminación, ruido, hábitos y tipo de colchón y almohadas sobre las cuales descansas.
Se ha concluido también que la melatonina, hormona producida en el cerebro por la glándula pineal, regula este engranaje. La melatonina es segregada tan pronto como el sol se oculta, a manera de aviso para que el organismo se prepare para “dormir”.
Cuando este proceso se inicia, la temperatura corporal disminuye de 1°C a 2° y la presión arterial también sufre un leve descenso. En esta situación, la primera reacción es cabecear, parpadear y cerrar los ojos.
El desempeño físico y mental está directamente ligado a una buena y continua noche de sueño. El efecto de una noche en vela es semejante al de la embriaguez leve, ya que afecta y perjudica tu capacidad motora y de razonamiento. Es decir, sin el descanso necesario, tu organismo no puede cumplir una serie de funciones que son importantes para tu desempeño diario.
En un estudio realizado por la Universidad de Chicago de los Estados Unidos de América, a once personas de edades comprendidas entre 18 y 27 años se les impidió dormir más de 4 horas durante 6 días. El efecto fue extremadamente alarmante. Al final del período, el funcionamiento del organismo era comparable con el de una persona de más de 60 años. Los niveles de insulina eran semejantes al de los portadores de diabetes.
Apenas te acuestas, una especie de ejército de reconstrucción actúa recuperando las “bajas” acumuladas en el período de actividad y alerta. De esta manera se prepara tu cuerpo para el día siguiente.
El sueño es un componente vital, a menudo descuidado, de la salud y el bienestar general de todas las personas. El sueño es importante porque permite que el cuerpo se repare, prepare y esté en forma para el día siguiente.
Descansar lo suficiente también puede ayudar a prevenir el aumento excesivo de peso, las enfermedades cardíacas y una mayor duración de una enfermedad.
Según los estándares y recomendaciones de la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos, lo ideal es dormir entre 7 y 8 horas al día para que nuestro organismo funcione a la perfección. Un sueño suficiente y reparador tiene innumerables ventajas para nuestro cuerpo que, unido a una rutina de ejercicio y una alimentación saludable, reflejan belleza por dentro y por fuera.
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